A JARED LETO LE GUSTABA ROBAR COCHES:

El polifacético artista admite que durante su infancia solía saciar su gusto por las aventuras a través de "pequeños" robos, actos vandálicos que podían abarcar desde la sustracción de una pequeña botella de alcohol hasta la de lujosos automóviles, y para ello no dudaba en implicar a su hermano pequeño Shannon en estas actividades delictivas que tanto le hacían disfrutar y le ayudaban a sentirse "lleno de vida".
"Podríamos decir que, durante esos años, tenía la necesidad de sentirme lleno de vida y de experimentar de primera mano lo que significaba una buena subida de adrenalina. Así que mi hermano y yo nos dedicábamos básicamente a desafiar a la autoridad y a hacer la vida de los demás imposible. Si veíamos una señal de 'No pasar', nosotros la cruzábamos acto seguido, y de ahí nos convertimos en un par de pequeños ladronzuelos: un día era una botella de licor de una tienda, otro día era una scooter, o una moto de gran cilindrada poco después", admitió el músico y actor a la revista del dominical Sunday Times, antes de reflexionar sobre las consecuencias morales de sus reprobables acciones.
"Recuerdo especialmente lo mucho que disfrutamos una vez durante un campamento de verano: directamente robamos un coche espectacular, y en ese momento nos sentíamos muy orgullosos. No éramos capaces de ver la maldad por ninguna parte, y lo único desagradable para nosotros era la idea de que algún día nos pillaran", explicó.
Jared y Shannon, quienes ahora abarrotan estadios gracias a su banda '30 Seconds To Mars', han comenzado a desarrollar un cierto sentido de culpabilidad por la gran preocupación que provocaban sus travesuras entre sus allegados, pero el intérprete revela también que sus familiares habrían puesto el grito en el cielo si hubieran conocido su historial delictivo en toda su magnitud.
"Como muchos otros jóvenes, nosotros odiábamos el colegio y rechazábamos cualquier tipo de autoridad, ya viniera de nuestra familia o de los profesores de la escuela. Nos metimos en multitud de problemas durante el tiempo que pasábamos en el centro, y tuvimos que visitar el despacho del director en numerosas ocasiones. Pero en el fondo no estábamos demasiado preocupados por si la gente se enteraba de lo que hacíamos en el colegio: si nuestros abuelos o nuestra madre se hubieran enterado de lo que pasaba fuera de esas cuatro paredes, estoy seguro de que les habría dado un ataque", bromeó el extrovertido músico.
EGR

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